6 abr 2010

Historia de los Condes Vampiro II


En el ano 1111, los muertos anduvieron por primera vez por Sylvania. Cadáveres podridos, marcados con las negras póstulas de la plaga, que no querían quedarse en los cementerios. Los padres muertos volvían para reclamar a sus hijos. Incluso los Necrófagos huyeron de los saturados cementerios y osarios cuyos habitantes no querían descansar en paz. Los ejércitos de cuerpos en descomposición empezaron a arrastrar sus pies, necesitando tan sólo de una voluntad que les guiara. Esta voluntad fue la de Frederick van Hal, cuyo nombre degeneró de generación en generación hasta Vanhal. Este controló la hueste de No Muertos con su voluntad y conquistó la tierra que posteriormente sería denominada Sylvania. Construyó su torre en Vanhaldenschlosse, las ruinas del cual todavía son evitadas en la actualidad. En el tiempo de la Muerte, el Imperio se retorció de dolor bajo las peludas garras de la opresión Skaven, y sólo estos malignos roedores contuvieron la expansión del dominio nigromántico de Vanhal. Los Skaven y los No Muertos agotaron sus fuerzas en una larga y fútil guerra que finalmente causó la derrota de ambos. Vanhal fue asesinado por su ambicioso aprendiz Lothar Von Diehl, que a su vez fue expulsado de Vanhaldenschlosse por un grupo de caballeros, aparentemente bajo el mando del fantasma de su maestro. Después de la desaparición de Von Diehl, al no tener una inteligencia que los guiara, los ejércitos de No Muertos vagaron sin rumbo por estas tierras, degollando a los vivos, pero siendo destruidos por sus enemigos humanos, Skaven y Orcos. El Imperio necesitó varios siglos para recuperarse de los estragos causados por la Peste Negra; Sylvania no llegó a lograrlo nunca. Su población había sido reducida a una décima parte de la que tenía antes de la plaga, y el índice de mutaciones y enfermedades era muy superior que en cualquier otra parte del Imperio. Además, después de la plaga, los muertos han tenido siempre la desagradable tendencia a no permanecer enterrados. Este problema es el origen de la siniestra tradición Sylvania de enterrar los cuerpos boca abajo en sus ataúdes, por si estos intentan excavar para salir de la tumba. En los años posteriores a la Gran Plaga, Sylvania adquirió una terrible reputación. Los campesinos llegaron a ser el prototipo de la estupidez y la tozudería. La inadecuada tierra de sus campos no producta unas cosechas tan buenas como en otras partes del Imperio. El hambre y las enfermedades eran comunes. Pocos mercaderes comerciaban en esa área, ya que los posibles beneficios eran muy escasos. Sólo los proscritos más desesperados llegaban para establecer sus guaridas en estos bosques improductivos y malditos.Pasaron los años. En Drakenhof nacieron y murieron generaciones de campesinos y Vlad e Isabella von Carstein seguían gobernando, sin cambiar con los años. Al principio pocos prestaron atención a su longevidad. Las vidas de los campesinos siempre habían sido desagradables, embrutecidas y cortas, y los nobles habían disfrutado de vidas mucho más largas. Sin embargo, cuando la mujer más vieja de Drakenhof afirmó que su abuela era una jovencita cuando von Carstein subió al trono, hasta los estúpidos analfabetos campesinos de Sylvania empezaron a sospechar que no todo era lo que parecía. Cada vez llegaban a Sylvania más y más cazadores de brujas. Los que decidían investigar a von Carstein desaparecían. Las cosas empeoraron. La enfermedad que había contraído Isabella von Carstein empezó a afectar a otras familias nobles aliadas del Conde. Pronto todos los castillos de Sylvania eran la guarida de personas muy longevas y de hábitos nocturnos. El número de vivos que desaparecían aumentaba considerablemente. Los templos de Sigmar fueron cerrados. Se instalaron puestos de vigilancia a lo largo de la frontera. Pocos eran los extranjeros que podían entrar. Sylvania pasó a ser un país más independiente que cualquier otro estado del fragmentado Imperio. En la Geheimnisnacht del ano 2010 después del nacimiento de Sigmar la horripilante verdad sobre Vlad von Carstein fue revelada por completo cuando, de pie sobre las almenas de la torre Drakenhof, lanzó un terrible hechizo extraído de las páginas de los Nueve Libros de Nagash. Los muertos se agitaron en toda la tierra. Los Esqueletos cavaron en la blanda tierra de Sylvania, los Zombis salieron de sus criptas, y los Necrófagos corrieron para dar la bienvenida a su nuevo señor. Von Carstein había lanzado un desafío a los tres Emperadores. Las guerras de los Condes Vampiros habían empezado. Los ejércitos de Sylvania marcharon hacia el Noroeste, dirigiéndose a Talabheim, la capital de Ottilia, uno de los tres pretendientes al trono Imperial. El ejército No Muerto era muy numeroso. La aristocracia de los Vampiros de Sylvania estaba al frente de hordas de Esqueletos y Zombis. Las levas de campesinos avanzaban junto a sus señores, luchando por ellos como lo habrían echo por cualquier otro señor feudal. Estos degenerados estaban acompañados por los Necrófagos. los Caballeros No Muertos, y otras siniestras criaturas. En la Batalla del Vado de Essen destruyeron a las tropas de Ottilia, haciendo huir a los humanos. Von Carstein había prometido antes de la batalla ser clemente con los humanos si se rendían, pero que no habría compasión si se oponían a él. Cumplió su palabra. Sus seguidores ejecutaron a todos los cautivos, y von Carstein reanimó sus cuerpos. Mientras veía como asesinaban a sus tropas, el general de Ottilia, Hans Schliffen, quedó tan ofuscado que entró en un estado de furia asesina, se deshizo de sus captores, cogió la propia espada mágica del Conde y le cortó la cabeza. Por su acción los seguidores del Conde le despedazaron miembro a miembro. Los restantes Vampiros empezaron a discutir entre ellos quien ocuparía el puesto de von Carstein. Hermann Posner acabó imponiéndose a los demás. Sin embargo, por la noche, mientras estaba pavoneándose a la cabeza del ejército, von Carstein regresó. Posner afirmó que era un truco y von Carstein le mató. No era la primera vez que el esquivo Conde regresaba de la muerte. En la Batalla de Schwarthefen. Jerek Kruger, líder de los Caballeros del lobo Blanco mató a Vlad, y el ejército de Sylvania fue derrotado por las fuerzas del Conde Elector de Middenheim. Un año después, Vlad von Carstein estaba al frente de otro ejército y el cuerpo de Kruger, destrozado y sin sangre, fue encontrado al pie de la torre de Middenheim. En los campos de Bluhof, von Carstein murió atravesado por cinco lanzas y con el Colmillo Rúnico del Conde de Ostland atravesándole el corazón. Tres días después fue visto ordenando la crucifixión de los prisioneros en el exterior de las puertas del pueblo. En el puente de Bogenhafen, un disparo de cañón afortunado arrancó la cabeza a von Carstein. Una hora después la dotación del cañón estaba muerta y el pueblo estaba siendo saqueado. Los soldados del Imperio quedaron aterrorizados ante un enemigo que era aparentemente invencible. En invierno del ano 2051, los Sylvanos asediaron Altdorf, La ciudad estaba rodeada por un foso bordeado de estacas afiladas junto al muro de la ciudad. El Reik había sido desviado hacia el foso para proteger la ciudad con una corriente de agua bastante rápida. Ninguna de las precauciones tomadas por los defensores sirvió de nada. No detuvieron a los Sylvanos. Los cráneos aullantes lanzados por las catapultas de hueso aterrorizaron a la población. Grandes maquinas de asedio construidas con restos humanos atados entre sí avanzaban animadas por la Magia Oscura. Los pájaros Carroñeros planeaban lentamente por encima de sus cabezas. Von Carstein les dio el ultimátum tradicional: abrid las puertas de la ciudad y servidme vivos, o luchad y servidme muertos. Toda la población, incluido Ludwig, el pretendiente al trono Imperial, quería rendirse pero el Gran Teogonista Wilhelm III les convenció para que no lo hicieran. Entró en el Gran Templo de Sigmar y después de tres días de ayuno y oración, salió afirmando que Sigmar le había revelado como podía salvar al Imperio. Conocía el origen de la inmortalidad de von Carstein. Ese día envió un agente al campamento de los Condes Vampiro. Su nombre era Félix Mann, y era el mayor ladrón de su época. Le habían ofrecido el perdón y estaba bajo la influencia de una compulsión creada por el Gran Teogonista. Había de robar el anillo del Conde Vampiro. Gracias a sus habilidades para pasar desapercibido, Mann logró llegar al centro del campamento. Con el corazón en un puno, entró en el pabellón de seda donde los aristócratas No Muertos dormían en sus ataúdes abiertos. Su confianza era tal que no había nadie de guardia. Mann sacó el anillo del dedo de von Carstein y huyó, pero no regresó a Altdorf. Nadie sabe lo que le sucedió a él o al Anillo de Carstein. Cuando Vlad von Carstein despertó estaba furioso. Ordenó el ataque inmediato a la ciudad. El ejército No Muerto avanzó. Las grandes torres de asedio construidas con huesos llegaron hasta las murallas. En las almenas de Altdorf los defensores estabais preparados. Los alabarderos empujaron las escaleras de asedio y docenas de No Muertos cayeron al suelo, agitando lentamente sus miembros. Los Esqueletos y los espadachines se mataban entre sí sobre las almenas. Los héroes Imperiales, arma dos con fantásticas armas mágicas, mataban a la aristocracia vampírica, y también morían a manos de esta.
En el centro de este gran combate, por encima de la ciudad, el Gran Teogonista luchaba con el Conde Vampiro. Era una batalla como pocas hayan podido ver los hombres. Los dos poderosos luchadores intercambiaron varios golpes. Después de una hora de combate continuo Vlad tenía cierta ventaja. Presintiendo que su final estaba cerca, Wilhelm cargó contra su enemigo, tirándole por encima de las almenas. Los dos cayeron juntos, cogidos en un abrazo de muerte. Vlad quedó empalado en las estacas de madera al pie de las murallas, y a continuación Wilhelm cayó encima de él clavándole todavía más. Con un terrorífico aullido, el Conde expiró por última vez, ya que sin el poder antinatural de su anillo para resucitarle, finalmente era mortal.

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